Hacer las cosas bien es la clave en la poscosecha de granos. ¿Cómo? Respetando los límites máximos de residuos en Argentina, y en los mercados de destino. Es que en la postcosecha hay muy pocos principios activos disponibles para usar contra los insectos y si se hacen las cosas mal el escenario futuro puede ser complejo.
Durante el curso “El desafío de utilizar los insecticidas preventivos en granos almacenados y conservar el acceso a los mercados internacionales” el ingeniero agrónomo Guillermo Romero compartió con los profesionales las últimas actualizaciones para trabajar en poscosecha.
“Hay que poner el foco en hacer las cosas bien para no seguir perdiendo principios activos que se usan en la postcosecha. En la postcosecha hay muy pocos principios activos disponibles para usar contra los insectos y en la medida que los vamos haciendo mal o que se van haciendo tratamientos que superan determinadas condiciones empiezan las problemáticas en los mercados de destino de nuestras mercaderías que es la razón de ser de nuestra producción de granos”, relató Romero en Agrovisión Profesional, la revista del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Santa Fe.
En ese sentido, enfatizó que el camino es “usar las cosas mejor” para no caer en la prohibición de determinadas sustancias. “Hasta el momento se vienen produciendo las prohibiciones de diferentes principios activos en el transcurso del tiempo. Desde 2008 a hoy se perdieron tres principios activos y la paleta total de principios activos para granos almacenados son siete moléculas actualmente. El perder sólo una más significa mucha pérdida y además quienes consumían ese tipo de molécula se van a mudar a usar las siguientes y las otras que quedan disponibles, por lo tanto va a haber mayor presión en cuanto a residuos de plaguicidas en las que quedan”, detalló sobre un escenario posible si no se procede correctamente.
En la capacitación se repasaron los distintos procesos que tienen que ver con el tratamiento de granos contra insectos a lo largo de un acopio, fundamentalmente mostrando la importancia de hacer las cosas bien.
“Con qué cosas y con qué cosas no, de qué manera y de qué manera no. Nuestro objetivo tiene que ser cumplir los límites máximos de residuos de los lugares de destino de nuestras exportaciones que muchas veces son más bajos que los que nosotros aceptamos en Argentina o que se aceptan en Brasil o que se aceptan en Estados Unidos”, puntualizó sobre la capacitación que busca concientizar a los profesionales que asesoran en poscosecha para “que cada uno haga las cosas lo mejor posible”.
Tomando en cuenta lo ocurrido hasta el momento, hay riesgos de que el mercado imponga nuevos parámetros. “La historia reciente lo demuestra, por más que uno venga haciendo estas recomendaciones y que en cada una de las reuniones que uno vaya trate de divulgar que las cosas se tienen que hacer de determinado modo, que no hay que usar todo por demás o usar por las dudas o usar varias veces, cada vez que hay un problema en destino con alguna molécula la solución final de la Argentina fue prohibir la molécula”, indicó.
Romero precisó que hacer las cosas lo mejor posible tiene que ver con utilizar solo los fitosanitarios registrados en Senasa para el uso en granos almacenados, usarlos en el momento adecuado y con el equipamiento que corresponde, bien calibrado. “No aplicar dosis superiores por las dudas como para asegurarse un tratamiento, no es necesario, solo es necesario la cantidad recomendada”, indicó.
Los tratamientos adecuados para los granos
También mencionó que es importante hacer los tratamientos lo más próximo posible a la recepción de la mercadería en el almacenamiento para que haya un tiempo de degradación suficiente, como para que los residuos bajen al momento de entregarlos en los puertos.
Además, dijo que en lo posible el profesional debe conocer a los granos que a él le toca tratar hoy, qué historia de tratamientos tuvo, cómo para saber si puede elegir la misma molécula o tiene que cambiar o el tiempo del tratamiento anterior, ya que eso también suma residuos.
“Hacer las cosas bien significa con la dosis que está recomendada para ese cultivo o para ese grano en el momento adecuado y de la forma adecuada. Hay algunos que colocan una cantidad mayor del fitosanitario, en su concepción, para asegurar que ese tratamiento tenga la toxicidad suficiente para matar las plagas. La realidad es que la toxicidad, el nivel de toxicidad, de cantidad de residuos de un plaguicida para matar la plaga es una determinada. Por más que yo le ponga de más no estoy haciendo mejor el trabajo”, subrayó al tiempo que agregó que “además, es desperdiciar dinero”.
Los productos
A modo de cierre, Romero dijo que hay que tener muy en cuenta que en agricultura el mercado es el mercado externo. “Ese es el mercado mayoritario y que lamentablemente la gran proporción de los granos o subproductos que nosotros vendemos al exterior son commodities, no es que son especialidades. Competimos con muchos y una de las condiciones que nos pueden sacar del mercado son el exceso de residuos de plaguicida. Si nosotros en lo que tiene que ver con la poscosecha mejoramos nuestras acciones y hacemos las cosas bien para estar dentro de los límites máximos de residuos en Argentina y con el tiempo suficiente de antelación realizado los tratamientos para que lleguen a destino con el nivel del límite de residuos que exige el destino, vamos a tener menos problemas en el futuro”, destacó Romero.
Para el ingeniero agrónomo “conservar por más tiempo las pocas sustancias activas que se dispone para el uso en granos almacenados” es clave. “Si tenemos menos sustancias activas va haber mayor presión sobre las que nos quedan. La tendencia de los distintos mercados es tener más control sobre los residuos de plaguicidas, sacar del mercado los que tienen mayor toxicidad”, mencionó sobre el escenario que tiene como protagonista a Europa pero también a muchos otros países destino de los granos de Argentina, fundamentalmente del sudeste asiático donde “hay que cumplir con límites que a veces son muy exigentes”.