Según un informe de la Sociedad Rural Argentina (SRA), entre enero y noviembre del año 2020 se exportó maíz por US$5.856 millones, el 11,5% del total de las exportaciones. De esta forma, Argentina aporta 2 de cada 10 toneladas de maíz comercializadas en el mercado global.
Por su parte, en la campaña 2019/20, la producción de maíz superó a la de soja en toneladas, que con 50 millones de toneladas fue el cultivo con mayor volumen de producción. En este sentido, “la evolución mensual de las exportaciones fue similar a 2019, con una mayor exportación en los meses de junio y agosto, compensada por una caída a partir de octubre”, afirma el informe.
Respecto a las consecuencias de cerrar la exportación “lejos de permitir captar bajar los precios de los alimentos, va a generar una asignación ineficiente de los recursos que terminará indefectiblemente afectando los precios al consumidor y el nivel de actividad económica del interior. Esto lo probaron entre 2007-2015 y resultó en shock de oferta», destacan.
Consecuencias contrarias a las buscadas, ya que el “cierre del registro de exportaciones de maíz para la campaña 2019/20 tiene como objetivos: Utilizar el control de las exportaciones para contar con precios internos de los alimentos por debajo de los precios de mercado, para generar una ilusión de ingresos”, un resultado que “surge de la idea de pensar que la inflación se puede combatir a partir de los efectos y no por sus verdaderas causas”.
En este sentido, el documento aclara que “la incidencia del maíz en el precio de los alimentos es baja, en el caso que éstos se puedan trasladar al consumidor, un aumento de 50% del maíz implica un aumento entre 5 y 15%».
Por su parte, «un aumento del maíz del 50% impactaría en un traslado a precios al consumidor del 0,5% en una caja de cereales para desayuno y el 1% en una botella de Coca Cola de dos litros, ambos datos de USDA. Asimismo, solo representa el 6% en un litro de leche, según Márgenes Agropecuarios, BCBA y IPC CABA y un 12% en el caso de un kilo de pollo, según BCBA e IPC CABA»,
Y agrega: «En la carne porcina y bovina, es muy complejo asignar un valor, por los diversos sistemas de producción y forma de integrar el negocio, aunque la experiencia indica que ronda entre el 8% y el 15%».
No obstante, dichas restricciones generan desincentivos en el productor, porque impulsa una reducción de la oferta, como «se vio en el trigo done el área sembrada es la más baja de los 100 años; en bovinos que redujo el stock en 10 millones de cabezas; en lechería con una producción estancada y en maíz donde la tasa de crecimiento de largo plazo cae «.
«Mientras que al sacar los ROE y las retenciones las exportaciones aumentaron en volumen gracias a la mayor producción”. “Cerrar la exportación lejos de permitir captar esta situación, va a generar una asignación ineficiente de los recursos que terminará indefectiblemente afectando los precios al consumidor y el nivel de actividad económica del interior”, concluyó el documento de la SRA.
Fuente: BCR News