No solo el clima, la especulación, la pandemia o China mueven los mercados granarios. También lo hacen los conflictos y las tensiones entre los países, sobre todo si existe la posibilidad de una escalada militar. Eso es lo que está pasando entre Ucrania y Rusia, dos potencias en lo que respecta a la producción agropecuaria, en especial de trigo, y que ponen en vilo al comercio mundial del cereal e impulsan sus precios.
La constante tensión, con movilización de tropas en la frontera entre ambos países, impactó en la cotización internacional del trigo, que ayer superó los USD 300 la tonelada en el mercado de Chicago, lo que no ocurría desde mediados de noviembre. El contrato de marzo cerró a USD 300,53 y el de mayo en USD 302,9, con subas respecto a la sesión del lunes pasado de casi USD 7.
Según datos aportados por diferentes especialistas consultados por Infobae, Rusia y Ucrania tienen una importancia crucial en lo que respecta al comercio global de trigo. Para el primero, se prevé que exporte esta campaña por 35 millones de toneladas, mientras que la segunda despache 24 millones de toneladas. O sea, entre ambos exportarán casi 60 millones de toneladas, el 28% del total comercializado a nivel mundial.
“Siempre que hay una cuestión referida a un conflicto, las commodities suben porque entra en riesgo el normal abastecimiento de mercaderías”, explicó el director de la consultora Agritrend, Gustavo López, y citó como referencia cómo diferentes enfrentamientos o tensiones motivaron fuertes subas de precios, como cuando se dio la guerra de Afganistán, o los repetidos desequilibrios de Medio Oriente.
En este sentido, López puso especial importancia en la magnitud de participación que tienen ambos países en el mercado mundial de trigo y la importancia geográfica que tienen respecto a su región: “Entre los dos, en gran medida, abastecen a toda la zona del mar Negro, sino que además son los que terminan abasteciendo a paises de la ex Unión Soviética. Hay un temor que cualquier conflicto entre ellos limite el libre intercambio de casi 60 millones de toneladas”.
Por su parte, el economista jefe de la Bolsa de Cereales de Córdoba (Bccba), Gonzalo Agusto, remarcó que a la vez que existen stocks muy ajustados de trigo a nivel mundial, la tendencia de su consumo es al alza.
“Antes de esta crisis el trigo venía con una demanda muy fuerte que hace que la relación stock-consumo esté en uno de los niveles más bajos de la últimas campañas. Si bien se espera una producción récord, también es récord el consumo, el cual supera a los volúmenes cosechados, reduciendo las existencias y presionando los precios”, señaló Augusto.
A su turno, la responsable del equipo de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca (BCP), Eugenia Rul, comentó que este potencial conflicto no solo podría afectar el comercio de trigo, sino también el de maíz y otros commodities agrícolas y no. “De mantenerse en el tiempo esta tensión o inclusive se de un avance de tipo bélico, no hay que tener en cuenta el mercado de trigo, sino también del maíz, del cual Ucrania es fundamental en cuanto a su exportación. También, el mercado energético por el gas ruso, cuyo principal gasoducto pasa por Ucrania o el aceite de girasol, del cual Ucrania es el principal exportador”.
Por último, Rul consideró muy poco probable que la Argentina pueda aprovechar los mercados que ambos países puedan dejar desabastecidos, entre otras razones por las regulaciones existentes que limitan el margen de maniobra para captar nuevos negocios.
Soja y maíz
En el caso de la soja y el maíz, los precios siguen dependiendo del clima del hemisferio sur, en especial, en Argentina y Brasil, cuyas campañas todavía se encuentran fuertemente afectadas por la falta de agua, pero que las lluvias de los últimos días abre otro panorama de aquí en adelante. Los precios de la oleaginosa se situaron ayer en Chicago en USD 517,02, mientras que el maíz cerró a USD 244,09 la tonelada.
“Llegaron las lluvias a gran parte del área productiva, con ellas el cambio en la humedad del suelo y el alivio a los cultivos. Comparando el agua útil en la capa arable luego de las lluvias contra principios de mes, en gran parte del área agrícola nacional promedia unos 40 milímetros”, destacó la consultora de FyO, Josefina Jolly, quien consideró que si bien esto se presenta como un panorama “alentador”, puntualizó que en algunos lugares no llegaron a tiempo para revertir daños, principalmente en los planteos tempranos de maíz.
Sumada a la incertidumbre que todavía existe respecto al efecto de las lluvias, la especialista marcó que en el sur de Brasil, la soja “está bastante golpeada” y si se tiene en cuenta que el mercado observa atentamente lo que sucede con los granos gruesos en esta parte del mundo, todavía persiste “un miedo por la oferta llega o no” a satisfacer la demanda.
De esta manera, y teniendo en cuenta que puede pasar con los precios, Jolly sostuvo que el “el mercado incorporó gran parte de las mermas productivas por la cuestión climática sudamericana. Para el maíz temprano, seguimos siendo alcistas, y para el tardío va a depender de cómo siembre Brasil su Safrinha. Si los pronósticos no se confirman y se cortan las lluvias, la soja puede seguir subiendo, a pesar de los malos márgenes la industria pagará por obtener parte de la poca oferta”.