Según el último informe de la Guía Estratégica para el Agro, el sureste cordobés sigue mostrando un extra a favor en sus lotes maiceros, como en Corral de Bustos, que estiman rindes normales, no como en el resto de la región. Allí estiman en el 70% de los cuadros, los muy buenos, que el rinde esperado rondaría los 110 a 130 qq/ha. En el 30% restante, la condición es buena, y esperan de 80 a 100 qq/ha. En Carlos Pellegrini los lotes en general están bien, con las espigas completas y expectativas de 100 qq/ha. Pero muy cerca, en El Trébol, las expectativas caen a los 70 y 80 qq/ha.
En Bigand, el panorama es muy complicado: el 70% de los cuadros está regular a malo. El promedio rondaría 75 qq/ha, con pisos de 40 qq/ha y techos de solo 80 a 85 qq/ha. Situación similar a la de Bombal: calculan rindes de 80 a 85 qq/ha para los sembrados en septiembre.
Los de mediados de octubre, «las últimas lluvias ayudarán a terminar las espigas que son de un tamaño inferior. Pueden llegar a alcanzar 60 a 65 qq/ha«, dicen. En el noreste de Buenos Aires, epicentro de excelentes rindes maicero y de influencia de napas, como en Colón, este el maíz temprano es el cultivo más afectado del área por la sequía: esperan daños en el rinde del 40 al 50 %.
Maíces tardíos: “todo dependerá de las lluvias de los próximos 30 días”
Los maíces tardíos y de segunda reaccionaron con las precipitaciones, sin embargo, los técnicos advierten que todo dependerá de cuánta agua deje febrero. «Si (las lluvias) acompañan, vamos a logar un rinde promedio superior al de maíz de primera«, indican desde Cañada Rosquín. Si bien todavía les falta algún tiempo para la floración, se vislumbra un mejor comportamiento que los de primera. En Bigand confirman, “si no llueve abundantemente, no se sostendrán los potenciales de producción”.