Durante una ronda técnica en el INTA Reconquista, de la que participaron asesores y productores de Santa Fe, Chaco y Corrientes, la especialista Ana María Brach refutó que el trigo no pueda cultivarse satisfactoriamente en el norte y brindó algunas pautas de manejo para incrementar las chances de éxito con el cereal. También fue terminante en cuanto a la necesidad de una reserva adecuada de humedad para decidir la siembra, situación en el General Obligado aún no se logró; y se espera que durante el resto de mayo haya alguna precipitación.
«El norte de Santa Fe y de Argentina no son marginales para la producción de trigo, sino que cuenta con otro potencial» aclaró la ingeniera agrónoma, en el marco de la convocatoria que se realizó bajo la premisa «Herramientas para el manejo del ambiente».
Brach explicó que el manejo apropiado a nivel predial, o de lote, implica considerar el cultivo antecesor, el manejo del barbecho, el estado nutricional del suelo y qué enmiendas o abonos se pueden usar en la región. Y si bien el trigo tiene plasticidad, en el norte «está muy dominado por la temperatura».
Apelando al componente emocional de apego al suelo, propuso «autoempoderarnos con el ambiente que tenemos; es decir: hay que querer algo para poder defenderlo». Entonces propuso: «yo se que mi norte tiene un techo bajo para el rendimiento de trigo, pero potenciemoslo».
Para ello, la clave es el manejo y «el pilar fundamental es la fecha de siembra». La prueba de que se puede, es que 20 años atrás el rinde promedio en la zona era 900kg/Ha y ahora son 20/22qq. «Es haber adecuado el manejo del cultivo a la oferta del ambiente, que tiene un sesgo de templado», dijo. Por lo tanto, teniendo en cuenta la fecha de última helada el productor puede capitalizarlo adecuando la fecha de siembra. «Puede hacer que el cultivo capitalice ese sesgo de templado y lo exprese en rendimiento», afirmó.
Otros cambios que permitieron el aumento de los rindes en la zona fueron conocer bien la fenología (ciclos largos o cortos), dejar siembras al voleo para hacerlo en línea; o implementar la siembra directa. «Un montón de factores de manejo».
Brach detalló que si bien «no es un cultivo predominante», en las últimas décadas se mantuvieron unas 30.000 hectáreas sembradas en Gral Obligado «porque el productor lo tiene incorporado en sus rotaciones». Y no sólo lo adopta en busca de renta, sino por «los otros beneficios que le deja, como la supresión de malezas en invierno» o rastrojos, que han cuantificado en -al menos- 500kg/Ha de materia seca en los primeros 60 centímetros.
Respecto de las expectativas frente al nuevo ciclo, tras el período de sequía, remarcó: «si hay agua suficiente en el perfil se siembra; si no, no». Al respecto indicó que, en la región, el 80% de las lluvias ocurren entre octubre y marzo/abril, mientras en el invierno llueve poco, «por debajo de los requerimientos del cultivo». Entonces depende del acumulado en el perfil. «De nada vale abaratar el cultivo si no tengo agua suficiente». En ese sentido, mencionó que hubo buenas precipitaciones en la zona, con registros en marzo arriba de la media más otras en abril. Sin embargo, aclaró: «estamos 80mm por debajo del promedio histórico para el trimestre marzo-mayo». Por lo tanto, hasta que termine el mes en curso aún hay chances de conseguir más humedad para la siembra.