Alerta general: Siguen derrumbándose los precios internacionales de los granos por el temor a una gran crisis financiera

Los precios de los futuros de soja y maíz siguen cayendo para desbarrancarse en línea con el temor al inicio de una crisis financiera sistémica de alcance global.

Tal como advirtió Bichos de Campo la semana pasada, los administradores de fondos especulativos que operan en el mercado estadounidense CME Group (“Chicago”) siguen potenciando posiciones vendidas (“bajistas”) en soja y maíz ante la perspectiva de un evento disruptivo en el ámbito internacional.

La principal hipótesis detrás de tal pesimismo es la posibilidad de un agravamiento de la crisis financiera presente en China, la cual está originada en una “burbuja” inmobiliaria especulativa con características similares a la presente en EE.UU. en 2008.

La demanda asiática, con China a la cabeza, representa más del 65% de las importaciones mundiales de poroto de soja y más del 35% de maíz, lo que hace muy vulnerables a ambos productos en caso de ocurrir una crisis en esa región clave del mundo.

Pero esta semana se agregó un ingrediente adicional: el Departamento de Trabajo de EE.UU. indicó que el índice de precios al consumidor registró en el último año un crecimiento del 3,1% versus un 3,4% en diciembre pasado.

Si bien se trata de cifras “manejables” en términos macroeconómicos, lo cierto es que algunos analistas y operadores esperaban una cifra de inflación más baja para poder proyectar una fase de recorte de tasas de interés de referencia por parte de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed).

Sin embargo, está claro que, con el actual nivel inflacionario, la posibilidad de iniciar un nuevo proceso de “dinero regalado” está bastante lejos por el momento, lo que representa que ese “anabólico” no podrá ser empleado como política para promover el crecimiento de la actividad económica en EE.UU.

La ultima vez que la Fed bajó los tipos de interés con el propósito de estimular la economía estadounidense fue entre 2020 y 2022. Aunque esa medida, combinada con una emisión monetaria desbocada producto del encerramiento masivo (pandemia), terminó impulsando una elevada inflación.

Si bien los precios de los granos gruesos vienen cayendo fuerte en los últimos meses, aún están lejos de los niveles observados en el lustro comprendido entre 2015 y 2019.

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