Cómo impactaron las recientes lluvias en la parte final de la actual campaña de soja y maíz

Con lluvias que, como mínimo, sirvieron para calmar la ansiedad de los productores agrícolas de la Zona Núcleo que pasaron entre 2 y 3 semanas sin agua en momentos críticos de los cultivos de maíz y soja, las próximas semanas auguran nuevas precipitaciones y temperaturas mayores que las actuales, aunque menores a las sufridas en enero. Según distintos especialistas consultados por Infobae, no solo se recuperó en gran parte el nivel de agua útil en la región agrícola más productiva de la región pampeana sino que, para lo que resta de febrero y marzo, se esperan lluvias moderadas que permitirán mantener los niveles productivos de una cosecha que si bien no será récord permitirá a muchos productores recuperar lo perdido en la campaña pasada.

Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación en Recursos Naturales (CIRN) del INTA, señaló que “para los próximos 15 días se esperan muy buenas condiciones climáticas, porque hay nuevas oportunidades de eventos de precipitación, antes de fin de febrero y las temperaturas no son tan altas, por lo que la evapotranspiración está en los valores medios”.

El especialista advirtió que debido al comportamiento de las variables del clima entre extremos, considerando las variaciones de temperatura que hubo entre fines de enero y comienzos de febrero y las copiosas e irregulares lluvias registradas en los últimos días, aún es difícil proyectar el mes de marzo. “Aunque en general, si bien no es algo lineal, los otoños de los años El Niño tienen un comportamiento de lluvias normales a superiores a lo normal. Si se da esa evolución del clima a fin de febrero y marzo, la campaña podría volver a generar alentadoras expectativas en la producción y en los rendimientos esperados”, estimó.

En el mismo sentido se manifestó Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), quien indicó que “las temperaturas comenzarán a subir pero serán menos intensas que en la primera quincena de febrero y, lo más probable, es que durante el resto de febrero volvamos a una situación más parecida a la que tuvimos durante diciembre y la primera quincena de enero”.

Un mes, en una semana

En su último informe, la BCR destacó que “del 7 al 14 de febrero llovió casi lo que suele llover en todo el mes de febrero en la región núcleo”. En soja, pese a que llegaron tarde para recuperar las vainas, las lluvias oscilaron entre 60 y 170 mm poniéndole un freno a la caída en la condición del cultivo. Y fueron claves para el llenado de granos en los lotes de soja de primera.

“Con lo que llovió ya alcanza para terminar el ciclo. En todo febrero suele llover entre 75 y 110 milímetros, con algunas zonas como en el noreste bonaerense que puede superar los 120 milímetros. En promedio, la región recibió 95 milímetros, del 7 al 14 de febrero”, precisó Russo. A pesar de las importantes lluvias, se va confirmando un horizonte de pérdidas de 20 a 30 por ciento del potencial del cultivo de soja en la Zona Núcleo. Un mes atrás se esperaban 50 quintales y ahora, 37 a 38 quintales por hectárea.

Respecto de los próximos días, el informe de la BCR señaló que las temperaturas comenzarán a subir, pero serán menores que en la primera quincena de febrero. Y que hasta el próximo miércoles 21 se esperan buenas condiciones meteorológicas, aunque, no se descarta la ocurrencia de chaparrones aislados e intermitentes en el este de Córdoba y Santiago del Estero.

Las marcas térmicas comenzarían con valores máximos entre 28 y 30 grados, que a partir del domingo 18 de febrero podrían alcanzar los 34°C, principalmente en el sur de Santa Fe y Norte de Buenos Aires. Estos registros se mantendrán hasta el miércoles 21. Las temperaturas mínimas tenderán comenzarán con valores entre 12 y 15 grados que con el avance de la semana alcanzarán los 19 a 22 grados en la mayor parte de la Zona Núcleo.

Mejores condiciones

En tanto, en su último Panorama Agrícola Semanal (PAS) la Bolsa de Cereales (BC) de Buenos Aires, destacó la mejora en el estado de todos los cultivos, tras las lluvias de los últimos días. En soja, se resaltó que en “una amplia porción del área agrícola” la condición hídrica óptima a adecuada tuvo un incremento de 13 por ciento. “Con la mejora en la oferta de humedad del suelo, tanto las siembras tempranas, que transitan el período de definición de rendimiento, como los planteos de segunda, que reflejan una mejora en la condición de cultivo normal a excelente de 14,6 por ciento”, agregó el informe.

Sobre el cultivo de maíz, cuya siembra finalizó con 7,2 millones de hectáreas, la Bolsa porteña destacó que “el volumen y la amplia distribución de las precipitaciones, ocurridas durante los últimos 7 días, han mejorado sustancialmente la situación hídrica nacional, estimándose una mejora de 13,3 por ciento en la condición óptima a adecuada del cereal”. No obstante, aclaró que los golpes de calor dejaron sus consecuencias, especialmente en la región central del país, donde las siembras atrasadas de noviembre fueron las más perjudicadas, ya que “el inicio del período crítico se dio bajo condiciones de estrés térmico e hídrico”.

A propósito de consecuencias, el agroclimatólogo Eduardo Sierra señaló que “no va a haber superproducción porque ya hay daños irreversibles, y puede venir otra canícula, como a mediados de enero. Estas últimas lluvias, por este mecanismo que hay de tormentas severas, son muy desparejas y han llegado a algunos lugares sí y a otros no y, en algunos casos han producido inundaciones”, recordó el especialista.

Al respecto, vaticinó que “vamos a tener una campaña en que se van a alternar períodos con tiempo muy caluroso y muy seco, con períodos un poco más cortos de grandes tormentas, como la del 17 de diciembre pasado, con fuertes descensos térmicos, por la actividad polar de la Niña residual”.

Entre perturbado y tranquilo

Además, explicó que la actual es “una campaña con un Niño que está perturbado por una acción residual importante de La Niña, que estuvo tres periodos en el gobierno del clima. El Niño está tratando de poner su orden. Lo que queda del verano y el otoño siguen perturbados; seguimos en un escenario que apunta a una buena cosecha, pero de ninguna manera una cosecha muy buena, ni excelente, ni récord”, enfatizó.

No obstante, sostuvo que “febrero aparentemente se tranquilizó, ya no va a haber esas tormentas tan fuertes, pero vamos a terminar con un febrero positivo. Marzo parece que viene bastante razonable, sin grandes calores, con lluvias moderadas, es decir, casi lo mejor, para que se mantenga el nivel productivo”.

Por su parte, en cuanto a las reservas de agua útil en el suelo, Mércuri del INTA, precisó que “luego del último evento de precipitaciones han mejorado mucho, teniendo muy buenos niveles de reservas los suelos de Córdoba, y del centro y algunos sectores del noroeste de Buenos Aires, así como del centro de Santa Fe, y del centro y sur de Entre Ríos. Hay otras regiones que, si bien recibieron precipitaciones de 50 a 70 mm, como muchas áreas del norte de Buenos Aires, que solo cubrieron la demanda de los cultivos”.

En este sentido, coincidió Russo de la BCR al señalar que “las reservas de agua en el suelo aumentaron considerablemente respecto a la semana pasada. Las condiciones son adecuadas en gran parte de la Zona Núcleo”, con algunos sectores aislados de escasez en el norte de Buenos Aires y noreste de Córdoba. La humedad del suelo alcanzó niveles óptimos en los sectores centro y noreste, y algunos excesos en Santa Fe y en el este de Córdoba.

Al respecto, el informe de la BCR agregó que, con las condiciones hídricas actuales, en un sector muy reducido al noroeste Zona Núcleo se requieren, en los próximos 15 días, entre 40 y 80 milímetros de lluvia para alcanzar el estado óptimo de las reservas. En el centro los se necesitan entre 20 y 40 milímetros y en el norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe se requieren entre 60 y 90 milímetros.

Niveles adecuados

El informe de la BCR concluyó que con lluvias de entre 30 a 200 milímetros, “prácticamente toda la región pampeana recuperó los niveles de humedad adecuados”. La segunda semana de febrero cambió radicalmente el escenario de déficit hídrico que se mantuvo desde mediados de enero hasta la primera semana del mes en curso.

Respecto de la utilidad de estas lluvias, Mércuri señaló “aseguran la continuidad del llenado de granos de muchos lotes de soja y maíces de primera al final del ciclo”, al tiempo que “permite la continuidad de crecimiento de las sojas de segunda y los maíces tardíos. Al respecto, explicó que los maíces de segunda y tardíos fueron afectados por el estrés hídrico y térmico, por el secado de las hojas basales. En tanto, en los tempranos, se aceleró el proceso de secado. Por lo tanto, “es más factible que, si continúa bien el clima mitiguen la pérdida de rendimiento potencial”.

Finalmente Mercuri destacó que, “más allá del impacto de la ola de calor tan prolongada y el déficit muy marcado de 20 a 25 días sin lluvias, en la mayoría de las localidades productivas, sería una buena campaña, superior, en la producción global de cultivos de cosecha gruesa, a la alcanzada las últimas dos campañas, muy afectadas por la sequía”.

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